Tradicionalmente, la labor de investigación en biocombustibles se ha centrado en mejorar el contenido de aceite de las semillas, debido en parte a que en éstas se produce aceite de forma natural. Sin embargo, se ha dedicado poca investigación a examinar la producción de aceite en hojas y tallos, ya que las plantas no suelen almacenar lípidos en estos tejidos.
Ahora, unos investigadores de la Universidad Estatal de Michigan en Estados Unidos han conseguido obtener una planta que almacena aceite en las hojas, un logro que podría mejorar la producción de biocombustibles y también conducir a alimentos vegetales para consumo animal que tengan mayor contenido calórico que los convencionales.
Los resultados muestran que se puede usar un gen implicado en la producción de aceite en algas, para obtener mediante ingeniería genética una planta que almacena lípidos o aceite vegetal en sus hojas, algo poco común para la mayoría de las plantas.
El equipo del bioquímico Christoph Benning, de la Universidad Estatal de Michigan, y sus colegas del Centro de investigación en Bioenergía de los Grandes Lagos, adscrito a la misma universidad, son los autores de este importante avance biotecnológico.
Benning y sus colegas comenzaron identificando cinco genes en algas verdes unicelulares. De los cinco, identificaron uno que, al insertarlo en la planta Arabidopsis thaliana, incrementaba exitosamente los niveles de aceite en las hojas de la planta.
Benning y sus colegas comenzaron identificando cinco genes en algas verdes unicelulares. De los cinco, identificaron uno que, al insertarlo en la planta Arabidopsis thaliana, incrementaba exitosamente los niveles de aceite en las hojas de la planta.
Para confirmar que las hojas de las plantas mejoradas eran más nutritivas y contenían más energía, el equipo de investigación alimentó con tales hojas a orugas. Las orugas alimentadas con hojas de las plantas mejoradas ganaron más peso que las alimentadas con hojas normales.
Para la siguiente fase de la investigación, Benning y sus colegas trabajarán en mejorar la producción de aceite en hierbas y algas que tienen valor económico en el mercado.
Los beneficios que puede aportar esta investigación son muy valiosos. Si se puede extraer aceite de hojas, tallos y semillas, no sólo de estos dos últimos, se podría duplicar la recolección de energía de la materia prima vegetal para elaborar biocombustibles, tal como valora Benning. Además, si mediante ingeniería genética se logra obtener algas que produzcan niveles altos de aceite continuamente, y no sólo cuando están sometidas a estrés ambiental, éstas podrían convertirse en una alternativa viable a ciertos cultivos agrícolas tradicionales, tal como plantea Benning.
El avance logrado en este trabajo de investigación y desarrollo puede abrir un nuevo y fascinante camino en la biotecnología agrícola, capaz de mejorar la cantidad, la calidad y la rentabilidad de cultivos tradicionales y no tradicionales, tal como valora el bioquímico Kenneth Keegstra, director científico del Centro de investigación en Bioenergía de los Grandes Lagos.
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